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El hibisco (Hibiscus L., 1753) es un género de plantas perteneciente a la familia de las Malvaceae, que comprende más de 400 especies. El nombre deriva del griego y probablemente fue asignado por Dioscórides.
Esta fascinante flor comparte su familia botánica con otras plantas conocidas como la malva, la planta del algodón (Gossypium) y el tilo. Entre las especies más conocidas encontramos el Hibiscus rosa-sinensis, conocido como hibisco de flor o hibisco chino, el Hibiscus syriacus, llamado hibisco de Siria y apreciado como planta de terraza y jardín, el Hibiscus sabdariffa, del cual se obtiene la bebida karkadé, y el Hibiscus esculentus, cuyos frutos se utilizan en la cocina africana y tropical con el nombre de gombo u okra.
El hibisco se distingue por su belleza exótica y por sus múltiples propiedades beneficiosas, que lo convierten en una planta muy apreciada tanto en el ámbito ornamental como en el del bienestar natural.
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El hibisco tiene una historia fascinante que hunde sus raíces en las antiguas culturas orientales. Originario del sur de Asia y de las islas del Pacífico, esta flor ha sido utilizada desde la antigüedad con fines terapéuticos. En Malasia, el hibisco chino es considerado la flor nacional, símbolo de fidelidad de pareja en el tiempo e invitación a aprovechar el momento. En la medicina china y en las prácticas de meditación Tantra, se cree que las flores del hibisco pueden favorecer el bienestar y la concentración.
La difusión del hibisco ha alcanzado una dimensión cosmopolita, abarcando las áreas tropicales y templadas de América, Europa, África, Asia y Oceanía. Particularmente apreciado en los países de Centroamérica y en Hawái, donde especies provenientes de China se han cruzado con las endémicas dando lugar a plantas espectaculares, el hibisco cuenta con grandes cultivos también en Australia y Nueva Zelanda. En Italia, el hibisco por antonomasia es el Hibiscus syriacus, un arbusto de hojas caducas muy difundido como planta ornamental en jardines y en el mobiliario urbano. Otras especies presentes en el territorio italiano incluyen el Hibiscus palustris, el Hibiscus rosa-sinensis y el Hibiscus trionum. En el centro-sur de Italia, el Hibiscus roseus embellece las laderas y las orillas de los ríos con sus grandes flores de un vivo color rosa.
El hibisco es una planta fascinante que puede presentarse en forma de pequeños árboles, arbustos o herbáceas anuales o perennes. El género Hibiscus comprende más de 200 especies, cada una con características distintivas. La planta del hibisco puede alcanzar una altura considerable, superando los 2 metros en las especies más vigorosas. La corteza es típicamente de color gris, mientras que las hojas son de un intenso verde oscuro, a menudo palmeadas y con márgenes dentados.
Lo que hace al hibisco una planta tan amada son sus flores espectaculares. Grandes y llamativas, pueden alcanzar los 8 cm de diámetro y mostrar una gama de colores vibrantes como rosa, rojo, amarillo, naranja y blanco. Cada flor está compuesta por 5 pétalos delicados y una prominente columna estaminal central que añade un toque adicional de belleza.
El hibisco tiene una distribución cosmopolita, estando difundido en áreas tropicales y templadas de todo el mundo. Puede adaptarse a diferentes hábitats, pero prefiere las zonas soleadas y los suelos bien drenados. Algunas especies, como el hibisco palustre (Hibiscus palustris), se encuentran cerca de pantanos o cursos de agua lentos, formando amplias colonias.
Ya sea un majestuoso arbusto o una delicada herbácea, la planta del hibisco ofrece un espectáculo de colores y formas que encanta los ojos y el corazón. Su belleza exótica y su adaptabilidad la convierten en una elección popular para jardines, parques y espacios urbanos en todo el mundo.
El cultivo del hibisco puede brindar grandes satisfacciones a los aficionados a la jardinería. Para elegir la planta ideal, es importante considerar la variedad de colores y matices de las flores, que van desde el blanco hasta el rojo profundo, pasando por todos los tonos de amarillo y naranja. Los ejemplares con flores ya abiertas y muchos capullos son los más prometedores, ya que los capullos se abrirán en pocos días. Durante el transporte, es fundamental evitar exponer el hibisco a temperaturas extremas.
En cuanto a la ubicación, el hibisco ama las posiciones soleadas y cálidas, suficientemente húmedas. No es particularmente exigente respecto al tipo de suelo, siempre que sea fértil y fresco. El Hibiscus syriacus, en particular, resiste bien a los períodos de sequía y al frío, requiriendo solo podas frecuentes para mantener una forma compacta.
En casa o en balcón, el hibisco debe colocarse en un lugar sombreado, lejos de ventanas o puertas frecuentemente abiertas en invierno y de fuentes de calor directas. Después de la compra, es aconsejable trasplantar la planta en un contenedor ligeramente más grande, utilizando un sustrato específico para plantas de flor o un sustrato universal de alta calidad. Los tallos de las flores marchitas y las hojas secas deben eliminarse para favorecer la formación de nuevos brotes.
Los riegos deben ser regulares, cada 2-3 días en verano y una vez a la semana en invierno, evitando el estancamiento de agua en el platillo. El hibisco tiene una alta necesidad nutritiva y requiere fertilizaciones frecuentes de abril a septiembre, cada 8 días, y de octubre a marzo, cada 20 días.
Es importante no excederse con las dosis de fertilizante y humedecer el sustrato antes de fertilizar. Para mantener una adecuada humedad, se puede colocar la planta sobre un platillo con bolas de arcilla sumergidas en una fina capa de agua. Un control semanal de las hojas, los brotes y los capullos permitirá detectar a tiempo cualquier infestación.
En caso de problemas, como la presencia de insectos o la caída de las hojas, existen remedios específicos a adoptar. Con las atenciones y cuidados adecuados, el hibisco sabrá recompensar al jardinero con floraciones espectaculares y duraderas, aportando un toque de exotismo y belleza a jardines, terrazas y ambientes interiores.
El hibisco no es solo una planta ornamental de extraordinaria belleza, sino que también es objeto de interés por sus potenciales beneficios y propiedades. Las flores de esta planta son ricas en vitamina C, lo que las hace tradicionalmente utilizadas como remedio natural contra resfriados, tos y bronquitis. Además, el extracto de hibisco contiene ácidos orgánicos como el ácido cítrico, málico e hibíscico, a los que se atribuyen efectos beneficiosos sobre la piel.
En el ámbito cosmético, el extracto de hibisco se utiliza para mejorar el tono de la piel, reduciendo irregularidades de la pigmentación y manchas debidas a la edad. Los ácidos presentes en las flores de hibisco realizan una acción exfoliante, eliminando suavemente las células muertas y estimulando la renovación celular.
En cuanto a la salud cutánea, se sugiere que el hibisco pueda poseer propiedades antiinflamatorias y contribuir a reducir las impurezas de la piel. Algunas fuentes también indican que el hibisco puede ralentizar la pérdida de colágeno, manteniendo la elasticidad de la piel y combatiendo los signos del envejecimiento.
Las propiedades beneficiosas del hibisco también se extienden al uso interno. La infusión de flores de hibisco, conocida como karkadé, se consume sobre todo durante los meses de verano por sus propiedades refrescantes y saciantes. Esta infusión, rica en antocianos y flavonoides, se utiliza tradicionalmente en algunas culturas para mejorar la circulación sanguínea y como remedio natural para la tos y el resfriado. Estudios sugieren que el consumo de hibisco puede tener un efecto beneficioso sobre la presión arterial y el perfil lipídico, reduciendo la presión sistólica y diastólica, así como los niveles de colesterol LDL y triglicéridos. Sin embargo, se necesitan más investigaciones para confirmar estos efectos y comprender mejor sus mecanismos.
En fitoterapia, el hibisco se emplea en forma de extractos secos, infusiones, polvos y tintura madre para aprovechar sus propiedades refrescantes, saciantes, laxantes, diuréticas, vitaminizantes y antiinflamatorias. Las hojas, flores, semillas y raíces del hibisco se utilizan en varios ámbitos, desde ensaladas por sus propiedades refrescantes, hasta amargos gracias al sabor amargo de las raíces.
A pesar de los efectos prometedores, es importante recordar que se necesitan más estudios para confirmar los beneficios atribuidos al hibisco y evaluar su seguridad a largo plazo.
[Hopkins AL, Lamm MG, Funk JL, Ritenbaugh C. Hibiscus sabdariffa L. en el tratamiento de la hipertensión y la hiperlipidemia: Una revisión completa de estudios en animales y humanos. Fitoterapia 2013, Mar;85:84-9.]
El hibisco es una planta extraordinaria que ofrece una amplia gama de usos, desde la decoración de jardines y terrazas hasta la preparación de tés y productos cosméticos. Descubramos juntos las múltiples formas en que esta maravilla de la naturaleza puede ser empleada.
En conclusión, el hibisco se revela como una planta extraordinaria, capaz de enriquecer nuestra vida de múltiples maneras. Ya sea para embellecer nuestros espacios verdes, cuidar nuestra salud o expresar nuestros sentimientos, esta maravilla de la naturaleza nos ofrece un abanico de posibilidades fascinantes.
A pesar de los numerosos beneficios del hibisco, es importante ser consciente de algunas contraindicaciones relacionadas con su uso.
Cuando se consume en forma de infusión, el karkadé puede tener un efecto ligeramente laxante, por lo que se recomienda no consumirlo en cantidades excesivas. Además, es necesario prestar especial atención durante el embarazo y la lactancia, ya que el hibisco podría estimular las contracciones uterinas e influir en la producción de leche materna.
Las personas que sufren de hipotensión deberían consultar a un médico antes de consumir regularmente productos a base de hibisco, ya que esta planta puede contribuir a reducir aún más la presión sanguínea.
Sin embargo, si se toma en las dosis recomendadas, el hibisco no presenta efectos indeseados particulares y puede ser integrado en la rutina diaria de manera segura por la mayoría de las personas.